«Pinta lo que más te guste o algo que veas todos los días y que todos reconocerían. Algo como una lata de sopa Campbell»
Estas fueron las palabras que Muriel Latow le dijo a Andy Warhol, cuando decidió dejar de hacer tiras cómicas y entendió que nunca iba a superar a Roy Lichtenstein, por quien sentía fuerte respeto. Al artista le pareció maravillosa la idea que Latow le acababa de proponer: encontrar el arte incluso en los objetos cotidianos.
Al principio, muchas personas pensaron que esta serie de 32 serigrafías era una especie de mala broma jugada por la administración de la Galería Ferus de Los Angeles, pero pronto se dieron cuenta de que no era así. Montadas en una sola hilera, dando la impresión de estar acomodadas sobre un estante, las pinturas mostraban la visión positiva de Andy frente al consumismo y la vida moderna.
La genialidad de esta serie no se basa en la técnica de los cuadros sino en la extracción de un objeto de la vida cotidiana para darle un nuevo significado transportándolo a la obra artística, para verlo desde otra perspectiva podemos decir que conceptualmente las latas de sopa tienen el mismo valor que los bodegones de Caravaggio o Rembrandt, sólo que a estas sopas se les agrega un detalle nuevo: la producción en masa de diferentes objetos.
Debemos aclarar que esa producción sistemática de los cuadros no fue bien aceptada por otros artistas, quienes estaban convencidos de que el arte era un resultado de procesos y técnicas más complicados. Por lo tanto, llegar a la creación de un producto artístico tendría que llevar un poco más de tiempo. Sin embargo, la opinión de Warhol se acoplaba con la de un grupo de pintores quieres habían llegado a una conclusión: «los más banales e incluso vulgares elementos de la civilización moderna pueden, al transportarse al lienzo, convertirse en Arte».
Gracias al carácter despreocupado del autor, podemos decir que la producción de estos cuadros no se trata de una especie de crítica social ni nada por el estilo, simplemente expresan el amor que muchas personas sienten por todo aquello que forma parte de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, a Warhol le gustaba el dinero y pintó dinero; el trabajo de Marilyn Monroe le agradaba y también fue retratada por el artista; en pocas palabras, es una forma de acercar el arte a cualquier persona.
Y es que la idea del art pop no es la de llegar a la sensibilidad de la gente por medio de imágenes complicadas sino de imágenes fácilmente procesables pues representan objetos que toda persona reconocería de inmediato; en el caso de Warhol las latas de sopa eran elementos demasiado comunes que todo mundo tenía en su alacena sin importar su posición social y económica. Y así como lo aseguró Tilman Osterwold, “la idea artística de Warhol no es tan sólo convertir el arte en algo trivial y vulgar, sino trivializar y vulgarizar el propio arte”.