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SIMBOLOS OLIMPICOS

Gabriel Rodríguez Torres


Licenciado en educación física
Instructor SENA
A pesar del protagonismo de los últimos avances de la modernidad,
en los Juegos Olímpicos que se celebran en la actualidad, estarán
presentes, como siempre, sus elementos simbólicos característicos,
esos que conservaron su identidad a lo largo de la historia y que
representan su esencia: la comunión armónica de los pueblos. Estos
son la antorcha olímpica, la bandera, el juramento, el himno, la
corona de olivos, y -aunque más recientes- las mascotas de la
competencia.
La primera llama olímpica se encendió en los juegos realizados en
Ámsterdam en 1928, trasladada por corredores de relevo. Este rito se
realiza cada cuatro años por los rayos del sol en la ciudad sagrada de
Olimpia, Grecia.

La antorcha simboliza la evocación del espíritu olímpico de la antigüedad.


El fuego encendido es llevado por los relevos de corredores hasta el
estadio de la ciudad organizadora.

El encendido de la llama olímpica constituye un aviso a todos los atletas


del mundo de que los Juegos están a punto de empezar. También
representa el aviso de que todo debe estar preparado para los miles de
personas involucradas en la organización de los Juegos.
La bandera olímpica fue creada por Pierre de Coubertin en 1913, fue izada por
primera vez en un Estadio Olímpico en París, en 1914. Está diseñada sobre fondo
blanco sin orla, sobre el que se insertan en el centro, cinco aros entrelazados (tres
arriba y dos abajo), representando a los cinco continentes en unión.

Los cinco aros entrelazados son de distintos colores, representando el de color


amarillo a Asia, el azul a Europa, el negro a África, el verde a Australia y el rojo a
América, simbolizando a los cinco continentes participantes.

El lema de la bandera es la frase "Citius, Altius, Fortius" (más rápido, más alto, más
fuerte) con el significado de que se llevará los lauros el competidor más alto, más
rápido, más fuerte, en cada una de las disciplinas olímpicas.
El Himno fue compuesto por los griegos Spiros Samaras (música) y
Costis Palamas (letra)y se interpreta en la inauguración de los
juegos, en el momento en que se entra al estadio anfitrión.

El Juramento se realizó por primera vez en 1920, en los juegos de


Amberes. Durante la ceremonia inaugural un solo deportista, que
representa a la totalidad de atletas, jura comprometerse a cumplir
las reglamentaciones que rigen las competencias.
En la Antigua Grecia, a los ganadores de las competencias olímpicas
no se les entregaban medallas, sino que, como reconocimiento a sus
logros se les colocaba una corona de olivos. El atleta triunfante era
proclamado héroe por su ciudad de origen, se le agasajaba y se le
veneraba como a deidades ya que este triunfo significaba también un
orgullo máximo para la ciudad.

En su regreso a Atenas, los Juegos Olímpicos tendrán nuevamente


como emblema a su característica corona, que simboliza la historia
de la ciudad , la paz, el ciclo de la vida, el cielo y el mar de Grecia. El
logo, que circulará por el mundo entero, resume y simboliza la
ilusión, esfuerzo y misión de Grecia cuando le ha correspondido
organizar los Juegos.
En su artículo publicado por la Revista Olímpica, la publicación oficial
del Comité Olímpico Internacional, en noviembre de 1992, el
historiador estadounidense Robert Barney explica que la idea de los
anillos entrelazados llegó a Pierre de Coubertin cuando estaba a
cargo de la USFSA, una asociación fundada por la unión de dos
asociaciones deportivas francesas y, hasta 1925, la responsable de la
representación del Comité Olímpico Internacional en Francia.
El emblema de la asociación estaba conformado por dos anillos
entrelazados (como el “vesica piscis”, muy usado por civilizaciones
antiguas como la mesopotámica) que, originalmente, fue idea del
psiquiatra suizo Carl Jung: para él, los anillos simbolizan la
continuidad y el ser humano.
Como el Congreso de 1914 fue suspendido debido al estallido de la
Primera Guerra Mundial, el símbolo y la bandera serían adoptados
más tarde. Debutaron oficialmente en los juegos de la VII Olimpiada
en Amberes, Bélgica, en 1920.
Un símbolo mítico
La popularidad y uso generalizado del símbolo se inició durante el
período previo a los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín.
Carl Diem, presidente del Comité Organizador de los juegos, quería
celebrar la ceremonia de los portadores de la antorcha en el estadio
de Delfos, sede del famoso oráculo, donde también se llevaron a
cabo los Juegos Píticos. Por esta razón, ordenó la construcción de un
poste de piedra, o hito, con los anillos olímpicos tallados en ambos
lados para que el portador de la antorcha llevara el fuego desde allí
hasta Berlín.

La ceremonia se celebró por un tiempo, pero la piedra nunca fue


eliminada. Posteriormente, dos autores británicos Lynn y Gray
Poole, al visitar Delfos a finales de 1950, vieron la piedra y
reportaron en su “Historia de los juegos de la antigüedad” que el
diseño de los anillos olímpicos procedía de la antigua Grecia. Se
conoce como la “Piedra de Carl Diem”, lo que creó el mito de que el
símbolo tiene un origen griego antiguo, lo cual no es cierto.
Posteriormente, los anillos tuvieron un lugar destacado entre las
imágenes nazis de 1936, como parte del esfuerzo para glorificar al
Tercer Reich que tuvo la propaganda de los Juegos Olímpicos de
Berlín de ese mismo año, eso también creó el mito de que los
anillos tenían un origen o estaban conectados de alguna manera
con el nazismo, cosa que es falsa.

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