Es uno de los arbustos ornamentales más espectaculares que existen y, quizás por eso, uno de los más habituales en jardines y terrazas. Más allá de su belleza perenne e intensamente verde, hay un momento que consagra a esta planta como una de las favoritas: cuando se llena de flores. Un momento más que esperado por los amantes de la jardinería, que nos hace preguntarnos ¡y mucho! cuándo florece el rododendro.
La duda es lógica. La floración es la época de mayor atractivo de este arbusto de corte rústico que, a pesar de ser originario de Japón, lleva casi dos siglos en nuestras latitudes. Que haya tenido tanto calado entre los amantes de las plantas de exterior de Europa no se debe, únicamente, a sus flores. También se debe, en gran medida, a auge es uno de esos arbustos resistentes al frío para el jardín que soportan inviernos rigurosos con total normalidad.
Más allá de sus virtudes, saber cuándo florece el rododendro nos permitirá disfrutar de su cultivo. Porque es tal la belleza de esta época que no hay jardinero que no espere y desespere aguardando que su arbusto despliegue esos ramilletes de flor tan característicos de esta planta.
CUÁNDO FLORECE EL RODODENDRO
Lejos de seguir una pauta estricta, saber cuándo florece el rododendro depende de varios factores. Más allá de que sigamos los cuidados del rododendro a rajatabla, hay otros detalles que determinarán su momento de floración y que conviene conocer.
El primero de todos y que solemos desatender: la variedad a la que corresponde el nuestro. En líneas generales, existe la creencia de que el rododendro florece desde finales del invierno hasta la llegada del verano. Sin embargo, hay variedades que florecen entre abril y junio y, también, otras que lo hacen desde el final de agosto hasta bien entrado octubre.
Para saber cuándo florece el rododendro no solo tendremos que fijarnos en la variedad. Hay otros factores importantes que también inciden en su época de floración. El más importante: la climatología del lugar en el que vivimos. Los inviernos excesivamente fríos pueden retrasar la floración de nuestra planta. De la misma manera, una primavera adelantada puede hacer que florezca cuando todavía no es momento con el riesgo que eso supone. Y decimos riesgo porque una helada primaveral puede acortar sustancialmente la vida de sus flores. Unas que, en condiciones normales, suelen durar entre 15 y 25 días.
Y dejamos para el final otro aspecto que no podemos dejar de lado. Y es que la floración también puede depender de la edad de la planta en el momento de plantado. Por descorazonado que suene, un rododendro puede tardar años en florecer. Un periodo de aclimatación que depende en gran medida de la juventud de la planta que compremos. Si lo plantamos a partir de semillas, puede tardar hasta siete años en dar flor. Si es una planta joven, no florecerá antes de cuatro años. Y si es una planta adulta, lo más probable es que se tome al menos un par para hacerlo en condiciones.
Y ¿QUÉ HACER CUANDO NO FLORECE EL RODODENDRO?
Otra pregunta habitual entre amantes de este arbusto. Más allá de contemplar el detalle de la edad de nuestra planta, hay otros aspectos que debemos revisar si nuestra planta no florece como lo hacía o, después de años, no hemos conseguido que lo haga.
En líneas generales, la falta de flor en el rododendro responde a una cuestión de carencias en sus cuidados. Así que nada como conocer a qué puede responder que no florezca para tratar de ponerle solución.
1. Un emplazamiento erróneo
Es, probablemente, una de las principales razones por las que no florece el rododendro. En muchas ocasiones, dejamos a un lado las necesidades de la planta para priorizar las de nuestro paisajismo. Un error que por común que sea puede pasarle factura al bienestar de nuestras plantas.
En el caso del rododendro, buena parte del éxito de su floración radica en dónde lo plantemos. Si optamos por un lugar en el que reciba luz solar directa y de intensidad, estaremos entorpeciendo su floración. Algo que también sucederá si lo plantamos en un lugar en el que predomine la sombra y carente de luminosidad.
Otro detalle a mimar en lo que respecta a la ubicación es que nuestra planta esté protegida del viento y, si vivimos en un clima muy frío, de las heladas tardías. Evitándole a nuestra plantas ambas manifestaciones climatológicas, podremos poner a salvo sus botones de flor.
2. Un suelo poco ácido o poco nutrido
Más allá de que sea importante saber qué son las plantas ácidas y qué supone esta terminología, es fundamental comprender que el rododendro es una de ellas. Solo así nos haremos una idea de las necesidades específicas que tiene y que debemos cubrir para favorecer tanto su salud como su floración.
Al margen de otros detalles, el tipo de suelo es fundamental. Y no solo porque el rododendro demande un sustrato para plantas ácidas. Además de esto, será fundamental que sea rico en humus y materia orgánica.
3. Un uso inadecuado del fertilizante, otro motivo habitual por el que no florece el rododendro
Además de enriquecer el suelo con materia orgánica, es crucial que apliquemos de forma regular fertilizante para plantas ácidas a nuestro arbusto. Pero cuidado: en su justa medida. Excedernos o quedarnos cortos con la pauta de abono puede hacer que el rododendro no florezca.
Aunque hay que conocer las necesidades específicas de nuestra variedad, lo ideal es que apliquemos tres dosis de fertilizante: una cuando el invierno comience a retirarse y se estén formando los capullos de flor, otra después de la floración y una última a mediados de julio. Tras esta última, detendremos cualquier abonado. De continuar fertilizando, es más que probable que nuestra planta no florezca la siguiente temporada.
Tan importante como esto es elegir correctamente el tipo de abono. Si optamos por un fertilizando nitrogenado, nuestro rododendro no florecerá. Sí veremos cómo crecen sus ramas y hojas, pero su flor no hará ni intención de salir.
4. Una poda excesiva o en un momento poco recomendable
El último de los motivos por los que no florece el rododendro. Solemos creer que, como arbusto que es, es necesario podarlo. Y, realmente, nuestra planta puede vivir perfectamente sin que le practiquemos poda alguna.
Es más: si optáramos por podar ya sea en otoño o al final del invierno, es más que probable que no florezca un rododendro. Al hacerlo, estaremos eliminando las yemas que el arbusto crea en las puntas de las ramas. Un detalle que, lógicamente, impedirá la floración que tanto esperamos.
Y ahora que sabes qué necesita tu planta, no dudes en cumplirlo. Hacerlo te garantizará disfrutar de una floración tan esperada como atractiva. Una capaz de llenar de vida y color cualquier espacio.