Violetas africanas, la buena compañera de interior

Violeta africana, buena planta de interior
Distinguida, sencilla y de una extraordinaria dureza. Así son las Violetas africanas, una planta de interior que quizás por su pequeña talla pasa muchas veces desapercibida. Un error si tenemos en cuenta que su humildad de tamaño contrasta con sus hermosas flores y con algo todavía mejor: con los cuidados adecuados, podemos disfrutar de sus flores durante los doce meses del año.

Quizás por eso las Violetas africanas son una de las plantas típicas de las casas de nuestro país y, probablemente, la típica planta que recordamos todos de casa de nuestra madre o nuestra abuela. Porque, de manera discreta, nos acompañan con sus delicadas (en apariencia) flores alegrando los meses de invierno.

Pero, más allá del interior, también es posible disfrutarlas en exterior siempre y cuando estén resguardadas de las inclemencias del invierno y en un lugar sombrío.

VIOLETAS: FLORES TODO EL AÑO

Violetas africanas se mantiene en flor todo el año

Sin ser una familia botánica demasiado grande (solo son 6 especies), las Violetas africanas no son oriundas de Europa sino que responden a uno de esos viajes en los que exploración y descubrimiento ayudaron a traer al Viejo Continente algunas de las variedades de flores más hermosas. Así, la Violeta africana llegó a finales del siglo XIX desde Tanzania gracias al envío que hizo un barón alemán.

Sin duda, la procedencia de la Violeta africana marca en gran medida su carácter. De pequeño tamaño, una de sus principales características son sus hojas ovaladas y su capacidad de crecer hacia los lados. A pesar del nombre que recibe esta planta, no todas las Violetas africanas son de ese color sino que también las podemos encontrar en blancos, azules y morado oscuro pero también en rosas claros e intensos.

Una de sus principales características es el aspecto aterciopelado tanto de sus flores como de sus hojas. Algo que les confiere un halo de distinción que contrasta con la sencillez de sus cuidados.

CUIDADOS DE LAS VIOLETAS AFRICANAS

Violetas africanas: sus cuidados
A pesar de su procedencia africana, las Violetas se han adaptado a la perfección a nuestro clima. Eso sí: manteniendo una serie de cuidados básicos que se fundamental de manera vital en la luz. Aunque no es un planta que tolere la luz directa, sí tiene unas necesidades altas de luminosidad constantes. Un motivo más que suficiente para buscar siempre una ubicación que responda a esto pero, también, que esté libre de cualquier corriente de aire.

En eso sí se nota que las Violetas proceden de África, porque el tema de la temperatura sí es importante: mientras la ideal para ellas está entre los 17 y los 21 grados, tenemos que ser cuidadosos con que nunca esté en un ambiente que baje de los 5 grados.

Tampoco podemos desatender su riego y esto no significa encharcarla. La Violeta necesita humedad pero no tolera el exceso de agua (de hecho, éste genera un moho gris en sus hojas que acaba por matar a la planta). De ahí que lo ideal sea regarla (siempre en el sustrato, no mojando la planta) y, transcurridas unas horas, retirarle el exceso de agua que pueda quedar en el bajo plato de la maceta. La pauta de riego es sencilla: una vez que la tierra esté seca, es momento de volver a regar.

Y para ayudarla a mantenerse sana y en floración durante todo el año, un consejo: abonar con abono líquido cada cierto tiempo.

Una manera de ayudar a las Violetas en esa labor suya tan personal: regalarnos flores durante todo el año.

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