12/05/2024
08:40 AM

Boxeadora pide pelear en bikini

La venezolana Karlha Magliocco se convirtió en la primera latinoamericana en ganar un combate en Juegos Olímpicos.

La venezolana Karlha Magliocco, primera boxeadora latinoamericana ganadora de un combate en Juegos Olímpicos, es una chica ruda en el cuadrilátero, pero fuera del ring defiende las buenas maneras y el derecho de la mujer de lucir bien.

“Por mí que me pongan a boxear en bikini; sería una bonita manera de diferenciar a las mujeres de los hombres a la hora de pelear”, señaló la peleadora que ayer se impuso 15-14 a la brasileña Erica Matos y se colocó entre las ocho mejores del peso mosca.

Karlha es una morena atractiva que no parece boxeadora. A los seis años comenzó a practicar deportes para alejarse del asma hasta que dio con el pugilismo y se enamoró de ese deporte.

“Quizás influyó que mi mamá era árbitro de boxeo, pero fue lo que me llenó”, asegura.

Magliocco defiende el derecho de la mujer de practicar el pugilismo, pero opina que la violencia debe dejarse en el cuadrilátero porque fuera de él la vida es diferente y ella sigue siendo femenina.

“No me pinto para pelear porque no se trata de un desfile de moda, pero fuera del deporte me gusta lucir femenina”, dice la sudamericana, licenciada en educación y madre soltera de una niña llamada Naomi.

Jaramillo: vende frituras

Otra historia curiosa es la de Lucy Jaramillo, quien cumplió su sueño de participar en unos Juegos Olímpicos, pero no por eso puede darse el lujo de descuidar el sustento de su vida: un negocio de frituras en su ciudad natal en Ecuador.

La oriunda de Bolívar, en el centro de Ecuador, compitió y fue eliminada ayer en las preliminares de los 400 metros con vallas en los Juegos de Londres. Fue la culminación de un largo viaje para la velocista de 29 años, quien perdió a su madre a los 10 años y se quedó sin casa en 2008 por un incendio.

Sin mucho apoyo económico, Jaramillo relató que tiene que trabajar en su negocio de frituras en un mercado para tener su sustento y costear sus viajes.

“Estudié cultura física, pero debo ganarme la vida en el mercado”, señaló. “Es más, ahora que vine a Londres estoy pensando en mi negocio”.

“Así fui a Guadalajara y gané la plata a pesar de que nadie creía en mí”, agregó la ecuatoriana, que ha tenido una vida difícil. A los diez años perdió a su madre y en 2005 falleció su papá. Tres años después su casa se incendió y perdió todo.