12/05/2024
01:36 AM

Uruguay quiere dejar en alto a América

Los celestes descartaron que ser los únicos supervivientes de la zona implique una presión y quieren ganar su tercera copa del mundo en Sudáfrica 2010. “Es una buena oportunidad para dejar bien representada a América', declaró el volante uruguayo Diego Pérez.

Los jugadores de la Selección de Uruguay buscarán dejar en alto el fútbol de América en la semifinal contra Holanda mañana en Ciudad del Cabo y no dudan sobre la oportunidad de ganar su tercera copa del mundo en Sudáfrica 2010, dijeron ayer.

El volante del Mónaco de Francia, Diego Pérez, señaló que es “muy lindo” sentir que “se representa a un continente”.

“Es una buena oportunidad para dejar bien representada a América. El fútbol es así. Esta vez nos tocó pasar y vamos a tratar de dejar bien parada a América”, declaró a la prensa el mediocampista antes del viaje a Ciudad del Cabo.

Pérez lamentó, no obstante, que Argentina, Brasil, Paraguay y Chile hubieran sido eliminados, los tres primeros en cuartos de final y la Roja en octavos, pues “todos veníamos haciendo una muy buena copa.

El delantero Sebastián Abreu del Botafogo de Brasil indicó que “ser el único equipo de América en liza es un orgullo, una responsabilidad”, y que “el sueño y la ilusión” de volver a alzar la copa del mundo siguen intactos”.

Los celestes descartaron que ser los únicos supervivientes de la zona implique una presión. “Para nada sentimos presión. Esto lo vivimos con tranquilidad y alegría”, expresó Pérez.

“Es un orgullo. No lo tomo como una presión extra. Ahora no sólo estamos representado a un país, sino a todo el continente, y esto lo llena a uno de orgullo”, subrayó el defensa Mauricio Victorino de la Universidad de Chile.

El plantel remarcó su optimismo sobre el choque con la Oranje tras dejar el viernes en el camino a Ghana en un dramático encuentro definido por penales que terminó 4-2 luego del empate 1-1 en el tiempo reglamentario y el alargue.

“Quedan dos partidos para que nuestra selección pueda llegar arriba”, dijo Pérez, recordando que el once disputará una semifinal en el certamen mayor después de 40 años. “Lo vivimos con alegría enorme, pero creo que esto lo vamos a disfrutar más adelante. Hoy estamos con la cabeza metida en Holanda, partido a partido, como lo hemos hecho desde el inicio”, manifestó el volante.

“En Uruguay para hacer historia hay que ser campeón del mundo. Quedan dos finales y es tan difícil como posible”, sentenció el defensa central y capitán Diego Lugano, en duda para el choque contra los holandeses por un esguince en la rodilla derecha.

Lugano se refería a los títulos planetarios obtenidos por la Celeste en 1930 y 1950, en este último protagonizando el célebre “maracanazo”.

“El sueño de salir campeón siempre estuvo y cada vez estamos más cerca, pero tenemos que estar muy tranquilos, ir paso a paso”, observó Victorino.

Los jugadores ponderaron las virtudes de Holanda, insistiendo empero en que tienen potencial para ganar. “Es una gran selección, con dinámica, exhuberancia física, buen juego colectivo e individualidades de muy buen nivel. Pero humildemente creemos que tenemos argumentos futbolísticos para darles la pelea y pensar en la final”, comentó el ‘Loco’ Abreu.

Pérez señaló igualmente que el adversario es “fuerte y difícil a nivel técnico”, pero apuntó que es un partido más” para Uruguay, al que definió como un equipo “capaz de conseguir cosas importantes”.

El seleccionado uruguayo se entrenó ayer a puertas cerradas en la Universidad de Johannesburgo y por la tarde viajó a Ciudad del Cabo, donde se disputará el crucial encuentro a las 12.30, hora de Honduras.

Con genes de campeón

El central Mauricio Victorino es una de las bazas del Uruguay de Óscar Tabárez, llega “confiado” y sabe que en su sangre hay genes de campeón mundial.

Hace casi treinta años, Uruguay y la Fifa festejaron el primer medio siglo de la competición ecuménica organizando un “mundialito” en el que participaron cinco de los seis campeones hasta entonces, pues Inglaterra declinó la invitación y fue sustituida por Holanda, por ser finalista en 1974 y 1978.

De aquel equipo celeste formaba parte Waldemar, el tío de Mauricio, que con tres tantos fue el goleador del torneo que ganaron los uruguayos. El tanto más importante lo anotó en la final contra Brasil, pero también hizo el segundo en el primer partido frente a la Oranje.

Su tío Waldemar, que lo metió en el fútbol, también se consagró campeón mundial al ganar en 1980 la Intercontinental con la camiseta de Nacional, en Tokio, frente al Nottingham Forest inglés (1-0), cuando el ganador de la Copa Libertadores chocaba únicamente contra el vencedor de la Copa de Campeones, actual Champions, para definir al mejor del planeta. El tío Waldemar también fue elegido mejor jugador de aquella final en Japón.