Mundial 2018: Zlatko Dalic, la apuesta de Suker

Francia-Croacia

El entrenador croata cuenta con un modesto currículum y fue reclutado de emergencia

Final del Mundial 2018

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El seleccionador de Croacia, Zlatko Dalic, ayer antes de comparecer ante los medios

Matthias Hangst / Getty

Los últimos nueve meses de la selección de Croacia dan para una película. Lástima que el cine y el fútbol congenien poco. En el mes de octubre del 2017, Davor Suker, exdelantero del Real Madrid ahora presidente de la federación, decidió destituir a Ante Cacic y colocar en su lugar a Zlatko Dalic, un entrenador de currículum poco vistoso. Los equipos que ha dirigido hasta ahora no pertenecen precisamente a la aristocracia futbolística: HNK Rijeka y Slaven Belupo Koprivnica (Croacia), Dinamo de Tirana (Albania) y Al-Faisaly y Al-Hilal (Arabia Saudita). Dalic cogió al equipo nacional cuando éste se tambaleaba, con la obligación de ganar en Ucrania para poder acceder a la repesca. “Si no logro la clasificación para el Mundial, me puedes despedir”, le dijo a Suker.

Hoy, 15 de julio de 2018, Dalic es un héroe nacional. Todo es éxito desde que estrechó la mano de Suker. Croacia ganó a Ucrania en Kiev, eliminó después a Grecia en la repesca y su triunfal periplo en el Mundial de Rusia 2018 tiene como puntos álgidos la goleada histórica a Argentina y el pase a la final dejando en la cuneta a Inglaterra en la prórroga. Suker estará en el palco como presidente viendo hoy la final. Mire por donde mire, sentirá satisfacción. En el césped, Dalic dirigiendo a Modric, Rakitic, Perisic y compañía. A sus lados, sus compañeros de generación, con los que quedó tercero en el Mundial del 98 y que han sido invitados por la FIFA. Boban, Jarni, Prosinecki... ¿Qué más se puede pedir? Pues siendo croata, ganar, por supuesto.

Dalic, una mezcla de Del Bosque con ideas de Johan Cruyff

Zlatko Dalic compareció ayer ante la prensa internacional tal como lo describen quienes conviven con él, una suerte de Del Bosque en el trato personal mezclado con Johan Cruyff por idea futbolística, guardando las distancias por supuesto porque si no hablaríamos del entrenador perfecto. Y para tanto no es, aunque para los croatas lo parezca.

A Dalic hay que atribuirle una suavidad en el trato a los jugadores insólita dentro del temperamento balcánico. Así lo explica él: “Yo quiero ser amigo de los futbolistas. Ellos aceptan mi papel porque yo soy el que toma las decisiones finales. Estamos aquí juntos por un periodo breve y no perdemos el tiempo en conflictos o discusiones. Funcionamos como una familia tras seis semanas de convivencia. Es nuestro círculo virtuoso”.

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Davor Suker volverá a vibrar en la grada animando a Croacia

Alex Livesey / Getty

Su idea de juego es obvia. Si Modric y Rakitic son sus líderes, casi todo consiste en pasarse bien el balón. En eso y en otros muchos aspectos se diferencia de Francia, su poderoso rival de la final. “Mi estilo pasa por jugar el balón desde atrás, pasa por que los jugadores disfruten y toquen la pelota, algo que en este Mundial no abunda en otras selecciones”.

Los croatas no se caracterizan en principio por un gran sentido del humor, pero el optimismo de Dalic, en cierto modo liberado porque su país ya ha ganado al llegar tan lejos, es pegadizo: “Si ganamos va a ver una celebración tremenda en toda Croacia. Lo haremos mejor que Brasil y Argentina en términos de celebración”.

El estadio estará lleno, el mundo entero nos estará mirando. Es el partido más grande posible y no estamos estresados”

Así como las comparecencias de los futbolistas franceses son más contenidas, transmiten el peso de la responsabilidad porque la derrota les está vetada, los croatas se sienten invencibles porque han superado ya tres prórrogas y porque no tener miedo de perder da alas. Dalic es consciente de esa baza y piensa aprovecharla: “Nuestro partido más difícil fue en octavos de final. Luego ya no ha habido más presión sobre las espaldas de mis jugadores. El estadio estará lleno, el mundo entero nos estará mirando. Es el partido más grande posible, incluso para aquellos que han ganado la Champions, y no estamos estresados. Si no ganamos el trofeo, felicitaremos al adversario. Será la vida y el fútbol”. Para directores de cine valientes, aquí hay una buena historia. Solo falta conocer el final.

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