El mundo descubrió a Rúrik Gíslason en el segundo tiempo del partido frente a Argentina del Mundial de Rusia del verano pasado. En el instante que apareció en las pantallas de televisión, principalmente en Argentina, su nombre se viralizó y pasó de tener unos cuantos seguidores en Instagram a miles de seguidoras.
Comentarios como “Yo soñé que me chapaba a Rurik Gislason y me iba de joda con los islandeses. Lo que rogaba no despertarme!!!” o “Rurik Gislason toda la poblacion femenina de Argentina te esta esperando para apapacharte por la derrota de hoy”, son de lo más suave que se escribió.
Ahora vuelve a ser notícia al ser portada de la revista ‘Icelandic Glamour’ donde se sincera y cuenta la dura trayectoria que le ha llevado a ser jugador profesional. “Dejé Islandia a los 15 años para jugar a fútbol en Bélgica y volví roto. No era un buen momento. Era tan joven que tenía que vivir con una familia y ellos eran católicos devotos. Tenía una novia en ese momento y apenas podía visitarla”. Añade que regresó a Islandia “roto, física y mentalmente. No tenia confianza en mí mismo“. Además cuenta que sus padres tuvieron que pedir un préstamo para ayudarlo a convertirse en futbolista profesional: “Tener una familia que te respalde y te motive para hacer lo que quieres, no tiene precio. El mundo del fútbol es muy duro y es una razón por la que muchos futbolistas desarrollan ansiedad o depresión”.
Además también tiene tiempo para las causas benéficas siendo embajador de SOS Children’s Villages.